23 jul 2014

Los toros indultados de Tordesillas

Los defensores del Toro de la Vega, por el que se ha hecho tristemente famosa Tordesillas, usan entre otros el argumento de que el toro tiene posibilidades de salvarse. Nada es imposible, tal vez alguna vez se de un cúmulo de circunstancias favorables para el animal y alguno sobreviva, pero hasta la fecha ni uno solo ha vivido para volver al campo a hacer lo que hace un toro: vivir en paz entre sus congéneres alimentándose de hierba. En dos ocasiones se ha indultado al toro, a continuación añado lo que pasó con ellos (información de elcorreo.com):

"Si el toro sobrepasa los límites designados o los lanceros no son capaces de matarlo, será indultado. ¿Cuántos toros de la Vega han resultado afortunados con este 'perdón'? Pues, que se sepa, dos, en 1993 y 1995. Cuando indultaron al primero, de nombre ‘Bonito’, ni los más viejos del lugar recordaban algo así; en medio siglo, decían (según una crónica de la época de la agencia Colpisa), nunca había sucedido algo semejante. 'Bonito', de 500 kilos y criado en la ganadería salmantina de Valverde, logró superar a sus perseguidores, no sin propinar antes alguna cornada (cuatro participantes necesitaron asistencia médica) y recibir más de un lanzazo, y alcanzó la salvadora muga, donde ya no puede ser perseguido. Así las cosas, los organizadores decidieron darle otra oportunidad y lo indultaron, pero, como recogió una información de ‘El Norte de Castilla’, murió después como consecuencia de las heridas que había sufrido.
Sólo dos años después, 'Presumido' logró la misma gesta. "Bravo, ágil, sabio, ligero de pies y fuerte", como lo calificaron los propios miembros del Patronato en su crónica de aquel año: "Se internó en la vega y llegó a salir a las junqueras del camino (...) metiéndose por último en un maizal, dándose por finalizado el torneo y declarando a 'Presumido' vencedor del mismo". Un artículo publicado también en ‘El Norte de Castilla’ cuatro años después rememoraba cómo fue necesario recurrir a un instructor de vuelo del Aeródromo de Matilla para localizar al astado, invisible entre las plantas cargadas de mazorcas. La Guardia Civil era la encargada de encontrarle para que después fuese conducido a los corrales, donde debía vivir el resto de sus días a cuerpo de rey, comiendo, durmiendo y haciendo hijos. O eso suelen decir. Pero el lugar que había elegido para cobijarse jugó en contra de 'Presumido'. Los agentes no podían salir en su busca a pie para no darse de frente con el toro. "Así que nos llamaron para que acudiésemos con el ultraligero y diéramos la posición exacta, ya que desde el aire podíamos verlo", comentaba Fernando Pradera, el piloto. Tras localizarlo, dieron las coordenadas, "y un guardia civil del puesto de Castronuño de nombre Usero, con un disparo de su Cetme abatió al toro", contaba la crónica del Patronato" 


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