Tres pinchazos de anestesia más tarde y cuatro o cinco instrumentos de estos que suenan a lija industrial después, volví a casa sin sentirme el labio superior. Hasta la nariz se me había dormido. Ahora por fin me siento el labio y ya estoy temblando porque he salido de allí con cita para volver, necesito un empaste en otro diente. Nada nos puede librar, da igual lo mucho que te laves los dientes, acabas en el dentista.
Este video es de una peli antigua llmada "La tienda de los horrores". Genial actuación de Steve Martin.
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