La represión sexual siempre tiene un por qué, y no es proteger contra los efectos que se citan en este cartel de desinformación; su fin es hacer sentirse a las personas sucias y culpables por su propia fisiología, por algo que no es más que el funcionamiento normal de su cuerpo. El instinto más fuerte es el de preservación, y en esa preservación se incluye la reproducción. Por eso hacemos cosas increíbles por estar con la persona que queremos y por defender a nuestros hijos. Nosotros sólo sentimos deseos, pero lo que hace nacer esos deseos en nuestra mente no es más que nuestros instintos animales, porque somos animales; no somos ninguna criatura privilegiada ocupando el centro del universo, sólo somos un producto más de la biosfera que habita este planeta desde hace al menos 3.800 millones de años, cambiando siempre y transmitiendo esos cambios de generación en generación hasta estar formada por millones de especies diferentes.
Y dicho esto surge otra pregunta; ¿Por qué querer hacernos sentirnos mal con nuestro propio ser?. La respuesta es sencilla: si haces que alguien esté ocupado en negarse lo que su cuerpo más implacablemente le pide junto con agua y alimentos, y además haces que se sienta miserable por sentir ese deseo, tendrás gente muy amargada y con baja autoestima, fácil de manejar.
Sinceramente no he sido aficionada a la masturbación ni siquiera cuando era joven. Para mí el deseo siempre fue ligado a otro ser humano, con nombre y apellidos en cada momento diré por hacerme entender, pero mi caso es poco frecuente. Sé que para los hombres es una auténtica necesidad si están sanos y no tienen pareja sexual, y para muchas mujeres también (la inmensa mayoría creo yo). No te dejará ciego ni te envejecerá ni te va a doler nada por desahogarte un poco; más bien liberaras endorfinas y te relajarás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario