"Mal de muchos, consuelo de tontos"; si te sientes gilipollas por haber estado un tiempo en el limbo, idiotizad@ por alguien, consuelate con que nos pasa a tod@s. Algunas personas tienen más autocontrol, otras menos. Yo no me voy a poner de sensata, porque lo cierto es que cuando he estado con el subidón he hecho muchas tonterías, pero por principios (y porque lo pasé muy mal muchas veces en mi vida) aprendí a nadar y guardar la ropa, a no hacer nada que me tuviera luego que pesar más de la cuenta.
Algunas personas han aprendido a usar el amor y convertirlo en negocios. Engatusan a algún alma cándida y falta de cariño, deseosa de creer que le aman, y a cuenta de la ceguera transitoria la despluman, guisan y comen sin despeinarse siquiera. Esto que os digo acaba de pasar ante mis ojos y mi desesperación, porque se trataba de alguien muy cercano, estaba viendo el percal y no podía hacer nada. Es imposible ayudar cuando no quieres ser ayudado; es como una droga, el adicto sabe que le está arruinando la vida, pero sólo piensa en cómo pillar una vez más.
Pero, como los adictos, a veces ocurre que se toca fondo. Sienten miedo al ver que en su caída ya queda poco para estrellarse en el suelo, y gritan pidiendo ayuda... Si la encuentran pueden remontar. Justo eso ha terminado por pasar.
Primero le deja sin un céntimo. A continuación intenta que le avale para un préstamo que no piensa pagar. En ese momento es cuando tiene que darte igual que se cabreen contigo y no te vuelvan a hablar, pues si eres de verdad amiga tienes que decir lo que piensas. Yo sé lo que es querer a alguien de esa forma tan ciega, que te digan que no mereces el trato que te da y, en vez de abrir los ojos, aborrecer a quien se atreve a criticar a quien quieres. Aún así, prefiero que un amigo me odie a tener yo en mi conciencia que le vi dormirse en las vías del tren, y no le desperté por no quedar mal. En cuanto él se ha negado a echar la firma, ella ha cortado en seco la relación. Gracias a eso conservo a mi amigo, y mi amigo conserva su casa y su pensión.
El amor es lo mejor que tiene la vida, porque hace que todas las cosas sean mejores, hace que todo merezca más la pena, pero sólo si es correspondido. Aferrarnos a alguien que pasa de nosotros, o que lo que busca no es amor precisamente, hace justo lo contrario; convierte tu vida en un infierno. Hay quien te quiere sacar los cuartos, hay quien quiere sólo sexo e incluso hay quien se deja querer por no estar solo. Da igual el objetivo; si tú te enamoras y la otra persona no, vas a llorar. En el fondo creo que cuando nos pasa sabemos qué está pasando, pero como los adictos no lo podemos evitar.
Luego, cuando comprendemos que no somos correspondidos, te queda la resaca. Te queda el mal sabor de boca de darte cuenta que todos esos ratos, que para tí significaban tanto, para la otra persona no eran nada. Lamentas haber dejado ver tus sentimientos, lamentas todo lo que le dijiste y te avergüenzas. Además, el enamoramiento como las adicciones no termina en una decisión. Tú le sigues queriendo aunque hayas renunciado a estar con él, olvidar lleva su tiempo. En el fondo esperas haberte equivocado, poder estar juntos sin que duela.
No hay que perder la esperanza de ser feliz, que una vez nos hicieran daño no significa que todas las personas que se cruzarán en nuestra vida serán iguales, hay que seguir viviendo y dando oportunidades, tal vez con un poco más de precaución, pero hay que seguir, porque la vida sin amor es como la cerveza sin alcohol o el café descafeinado.
Mientras llega o no llega, nos queda el sexo, la cerveza y el rock.
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