Este monje, muerto hace más de 100 años y que hoy, en su aniversario, festeja google con esta imagen
fue el primero que buscó leyes matemáticas que rijan la herencia de los caracteres en los organismos vivos.
Hoy sabemos que lo que es un ser vivo está condicionado por su genoma, y que este es una o más cadenas, lineales o cerradas en circulo, de ADN. El ADN guarda la información para sintetizar proteínas y ARN, y además para regular su expresión. Esa información está codificada con un código de 4 signos, que combinándose son suficientes. El genoma, como un libro, se divide en diversos mensajes más o menos independientes de otros mensajes, a los que llamamos genes. Cada gen es como un archivo de un programa infórmático y tiene su función.
Mendel no sabía nada de ADN, porque en su época la biología estaba en pañales, pero comprendió que existían factores que determinaban que una flor fuese blanca o roja, que estos factores se trasmitían de padres a hijos como unidades discretas y que en esa trasmisión seguían reglas matemáticas. Estas reglas matemáticas son las leyes de mendel.
Estudió la trasmisión de los caracteres en los guisantes, un trabajo metódico y rutinario. En vida le hicieron poco caso, y su trabajo no se valoró hasta ser redescubierto a principios del pasado siglo XX.
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