"Tras hacer cuentas para cerrar mis presupuestos domésticos, he decidido
dar un recorte serio a la partida que venía dedicando a la educación de
mis hijos. Que sean autodidactas, como yo. Voy a dedicar menos dinero
también a la alimentación familiar. Que se coman un bocata de chóped a
mediodía y luego, en casa, unas acelgas rehogadas. Lo de ir al médico
cada dos por tres se ha acabado. Si salen con los dientes torcidos, que
aprendan a masticar en diagonal. Y si tienen dioptrías, que guiñen los
ojos.
El dinero que ahorre recortando
estas partidas se lo regalaré, a través del Ministerio de Hacienda, al
mismo banco que estuvo a punto de arruinarme vendiéndome productos
basura, tipo acciones preferentes, o cobrándome comisiones abusivas, y
luego se arruinó a sí mismo al dejar que sus directivos metieran la mano
en la caja alegremente y se largaran con indemnizaciones de cientos de
millones de euros, que no sé traducir en pesetas porque ya
he dicho
que soy autodidacta. Después acudiré al mismo banco al que le he
regalado el dinero de la educación de mis hijos y de su alimentación y
de su salud, para pedirle un préstamo a alto interés con el que me
compraré una bicicleta estática y un iPhone 5 que no necesito. Lo hago
por solidaridad, para que fluya el crédito, como el que chupa del tubito
colocado en el bidón para que empiece a salir gasolina.
Ya sé que
regalarle dinero al banco para que el banco me lo preste no tiene
sentido, pero si logro convencerme de que es lo sensato dejaré de acudir
a las manifestaciones del 25-S, donde de repente una mano tonta te saca
del grupo, te lleva ante el juez y te caen cuatro años por sedición. Y
encima condecoran a la mano tonta. Por los presupuestos locos no se
apuren, ya los he firmado, pero el Gobierno debería echarme una mano
lista para que me parezcan cuerdos."
Juan José Millás, El País, viernes 5 de octubre de 2012
he dicho que soy autodidacta. Después acudiré al mismo banco al que le he regalado el dinero de la educación de mis hijos y de su alimentación y de su salud, para pedirle un préstamo a alto interés con el que me compraré una bicicleta estática y un iPhone 5 que no necesito. Lo hago por solidaridad, para que fluya el crédito, como el que chupa del tubito colocado en el bidón para que empiece a salir gasolina.
Ya sé que regalarle dinero al banco para que el banco me lo preste no tiene sentido, pero si logro convencerme de que es lo sensato dejaré de acudir a las manifestaciones del 25-S, donde de repente una mano tonta te saca del grupo, te lleva ante el juez y te caen cuatro años por sedición. Y encima condecoran a la mano tonta. Por los presupuestos locos no se apuren, ya los he firmado, pero el Gobierno debería echarme una mano lista para que me parezcan cuerdos."
Juan José Millás, El País, viernes 5 de octubre de 2012
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