A los pocos que me leéis, os va a parecer una tontería para escribir sobre ello. Pero este es mi blog y escribo de lo que me parece importante a mí; ya tengo todo el día para hablar de lo que interesa a los demás.
Algun@s me conocéis en persona, sabéis que desde hace años tengo un perro que adopté en un refugio. Algun@ incluso le conoce a él. Es un perro muy grande, en su tarjeta de identidad pone que es un mastín aunque, al ser adoptado, no sé si sera puro o no... tampoco me importa.
Cuando murió Mikey, nuestro cobaya, después de 7 años con nosotros, mi hija se empeñó en tener un perro. Se comprometió a pasearlo ella, y aceptamos.
En Internet vi la web de un refugio en Jumilla, y vi un perro de color crema tumbado en un sofá. Fuimos a por él, y aunque vimos muchos animales en el refugio no dudamos; se vino a casa. Cuando adoptas un animal tienes que pagar ciertas vacunas, y yo no llevaba efectivo y tarjeta no aceptaban. La chica que nos atendía nos dijo que daba igual, que ya me llamaría cuando viniera a Murcia, que era demasiado grande el perro y nadie se lo llevaría por eso... Que eramos su única oportunidad.
Estaba tan delgado que más que mastín parecía galgo. Descubrimos que tiene lo que llaman un "estómago de basura"; los animales hambrientos a veces comen desperdicios que incluyen plásticos, que se quedan en su estómago. Pero mejoró, y hoy día rara vez vomita ni tiene otros trastornos. De hecho ultimamente parece que esta totalmente normal.
Pero tiene otros problemas. Esta raza son animales de trabajo, y necesitan mucho ejercicio, si no vienen las úlceras en las paras y las heridas al rascarse con uñas demasiado largas. Hemos hecho lo posible por que se mueva, me he acostumbrado a salir a andar a base de llevarlo a andar a él. Hemos curado y vendado sus patas para que las úlceras no se le infecten al caminar, le he hecho un "pijama" que protege sus codos al rascarse... Nunca pensé en sacrificarlo, mientras el quiera vivir estará conmigo.
Y esta noche, después de haber pensado en alguna ocasión que no sobreviviría, mi perro corre.
Ha salido dando saltos de casa, y cuando le he soltado corría a mi alrededor como un cachorro. Todo esto, para la mayoría, es una chorrada sin importancia; yo iba sonriendome sola mientras lo miraba y me sentía tremendamente feliz.
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