16 jul 2012

Islandia, un ejemplo.

A diferencia de la mayor parte del mundo, durante la reciente crisis económica global Islandia decidió no rescatar a los bancos. En vez de que los contribuyentes pagaran las deudas privadas de bancos nacionales y extranjeros, el pueblo islandés decidió que debían ser los acreedores los que pagaran estas deudas, yendo así en contra de la idea difundida en todo el mundo de que los bancos son demasiado grandes para dejarse caer (y que si caen se llevan al país por delante). Después de pasar un período difícil, la valentía de Islandia ha dado resultados y este año se proyecta un 3% de crecimiento para un país que había sido asolado por los malos manejos de los bancos.
Islandia habría tenido que pagar 2.3 mil millones de dólares al Reino Unido y 1.3 mil millones a Holanda, pero la gente rechazó pagar, argumentando que  no tenían responsabilidad de las inversiones extranjeras en el país.
“Islandia hizo lo correcto asegurando que su sistema de pagos continuaría funcionando, mientras que los acreedores, no el contribuyente, asumieron las pérdidas de los bancos”, explicó a Bloomberg el premio Nobel de Economía y profesor de Columbia, Joseph Stiglitz. “Por el contrario, Irlanda ha hecho todas las cosas mal. Es probablemente el peor modelo”, remató.
Después de verse sumido en la crisis, Islandia, a diferencia de la mayoría del mundo, no refrendó al sistema político y financiero que lo condujo a esa crisis, por el contrario, hizo que dimitiera su gobierno y este año se encuentra reescribiendo su Constitución para así hacer todo lo posible para que no vuelva a ocurrir la debacle financiera. La Constitución de Islandia representa un hecho histórico ya que es la primera Constitución open source, en la cual participan todos sus ciudadanos utilizando herramientas digitales.
Los cárteles bancarios internacionales amenazan a los países diciéndoles que si no se ajustan a su políticas financieras y no pagan sus deudas verán sus economías destrozadas, plagadas de desempleo y despojadas del capital necesario para su crecimiento; Islandia prueba que es posible desprenderse de este bullying financiero si se tiene unidad nacional.
Más allá de los gobiernos locales, los organismos internacionales y la élite de banqueros y CEOs de grandes corporaciones que gobiernan al mundo, explotando los recursos y a los trabajadores transnacionalmente e implementando su sistema de capitalismo consumista sin cuartel.  En realidad existen pocos países autónomos, soberanos e independientes, capaces de tomar decisiones por sí solos —cuando estas decisiones no se alinean con el plan global. Asimismo existen pocos países con una ciudadanía capaz de ejercer su propia voluntad por encima de la clase política —cuando ésta va en contra de los intereses de la corporatocracia. Islandia es doblemente una isla en este ajedrez geopolítico donde casi todos somos peones.
[Net Right Daily]



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