Como en las empresas privadas, en la educación pública se ha tendido a despedir personal y sobrecargar de trabajo al que les queda. La subida de las horas lectivas y de las complementarias ya pintaba un negro futuro, que han intentado disimular hasta el final. Llego a decirse que se compensaria con las jubilaciones.
La subida de horas lectivas implica que por cada 10 profesores sobra uno, la subida de la ratio (alumnos por profesor y hora lectiva) implica que de lo 9 que quedan sobra otro más; el aumento de complementarias hace que se cubran las bajas mediante las guardias...eso deja en casa a todos los que podían, al menos, ir trabajando con las sustituciones.
En este sistema educativo masificado, donde no va a haber tiempo ni para revisar las libretas de los alumnos, sobran ya funcionarios de carrera; para los interinos no hay esperanzas. Yo calculo que al ritmo normal de las jubilaciones voy a tardar unos 5 años en tener las mismas espectativas de currar que el curso pasado.
Somos necesarios, en realidad FALTABA GENTE, pero nos rompen las reglas del juego y nos despiden. La gente se ha metido en hipotecas, ha abandonado su ciudad para trabajar donde le dieron plaza...No es de extrañar que a final de curso corrieran los ansiolíticos como si fueran chicles sin azúcar.
Después de cinco años trabajando en Murcia, ni siquiera estoy convocada para el acto de adjudicación de julio. Están todavía intentando recolocar a los desplazados por falta de horario, y me temo que incluso va a haber gente que pase a situación de disponible, o sea; sin destino ni provisional ni de ningún típo, en su casa.
Sólo tengo mi trabajo, yo y muchos, no creo que nos vayamos a quedar parados mientras Rajoy dice que baja los subsidios para que busquemos curro, y la Andrea Fabra exclama "Que les jodan!"
En una de las publicaciones de los mineros ponía "Si nuestros hijos pasan hambre, los tuyos verterán sangre"
Para todos los "democratas" que viven a nuestra costa y nos gobiernan (saquean), un recordatorio de algo que debieran saberse de memoria: la declaración de los derechos humanos:
Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
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