Madrid abuchea y berrea contra la alcaldesa en la ceremonia final de la Vuelta a España 2012. Cibeles clama con gritos de "¡Fuera, ladrona!"
Alberto Contador en el centro, flanqueado por Alejandro Valverde (a la izquierda) y Joaquim 'Purito' Rodriguez en el podio tras la etapa final de la 67ª edición de la Vuelta Ciclista a España 2012, este domingo.-EFE
Ana Botella debería tenerlo claro a estas alturas de la vida. Si uno empuña con fervor la tijera de los recortes, se expone a que la chispa de la protesta le persiga a cada paso.
Y si no lo sabía, la alcaldesa de Madrid lo pudo comprobar hoy.
Los aficionados se arremolinaron por detrás de las vallas en todo el recorrido. Esta tarde concluía la Vuelta a España 2012. Aplauso tras aplauso cada vez que los ciclistas pasaban por un punto del recorrido final, el circuito tendido entre Plaza de España y Colón.
En cuanto terminó la última de las 10 vueltas, la gente se abalanzó, abrió las vallas y rodeó la plaza de Cibeles, buscando el mejor sitio para ver la entrega de trofeos.
No subía él solo. Los altavoces anunciaban la presencia en el podio de Ana Botella.
Y entonces Cibeles entera estalló. Un enorme estruendo inundó la plaza. Pitos, abucheos, gritos de "¡Fuera, ladrona! ¡Choriza!" arreciaron al segundo de que la megafonía la citara, antes incluso de que le diera tiempo a subir a la plataforma. La marea de protestas no cesó hasta que no apareció la figura de Contador. De forma automática, el grito cedió paso al cálido aplauso.
Rabaneda y las autoridades felicitaron otra vez al líder de la Vuelta, al de Pinto.
Botella no. Se dio media vuelta y huyó rápidamente del escenario por detrás del podio, mientras la gente la despedía con un abucheo más tibio. Esa vez megafonía no escupió su nombre.
Ya debería saberlo Botella. La protesta acude en cualquier momento. Ni la fiesta la perdona.
En Público.es
Y si no lo sabía, la alcaldesa de Madrid lo pudo comprobar hoy.
Los aficionados se arremolinaron por detrás de las vallas en todo el recorrido. Esta tarde concluía la Vuelta a España 2012. Aplauso tras aplauso cada vez que los ciclistas pasaban por un punto del recorrido final, el circuito tendido entre Plaza de España y Colón.
En cuanto terminó la última de las 10 vueltas, la gente se abalanzó, abrió las vallas y rodeó la plaza de Cibeles, buscando el mejor sitio para ver la entrega de trofeos.
El público fue sumamente respetuoso y cálido con los ciclistas
La
ceremonia tardó en comenzar, y el tiempo se hacía más pesado bajo el
intenso sol de septiembre. Primero, aplauso y galardones para el
vencedor de la última etapa, el alemán John Degenkolb. Después se anunció por megafonía la subida al estrado de Alberto Contador, el campeón de la Vuelta. No subía él solo. Los altavoces anunciaban la presencia en el podio de Ana Botella.
Y entonces Cibeles entera estalló. Un enorme estruendo inundó la plaza. Pitos, abucheos, gritos de "¡Fuera, ladrona! ¡Choriza!" arreciaron al segundo de que la megafonía la citara, antes incluso de que le diera tiempo a subir a la plataforma. La marea de protestas no cesó hasta que no apareció la figura de Contador. De forma automática, el grito cedió paso al cálido aplauso.
Su nombre como resorte
El castigo supo a poco. Dos veces más anunciaron los altavoces la presencia de la alcaldesa en los últimos minutos de la ceremonia. Los tres finalistas –Contador, Alejandro Valverde y Joaquim Purito Rodríguez– se auparon al escenario escoltados por un fortísimo bramido de furia contra Botella. No hacía falta más. La chispa estaba preparada para arder en cuanto emergía el nombre de Botella. No pasó lo mismo con la regidora de Pinto, Miriam Rabaneda. Su mención no provocó ni frío ni calor.
La regidora huye rauda del escenario en medio de otra pitada popular
Botella, total look de blanco, aguantaba estoica la sonrisa mientras
se coronaba a los tres vencedores de esta Vuelta 2012. Aplaudía y
aplaudía sin apenas mirar al público. Escuchó a un Contador cuyas
palabras se oían malamente en los extremos de la plaza. Se mantuvo tiesa
mientras sonaba (bajo) el himno.Rabaneda y las autoridades felicitaron otra vez al líder de la Vuelta, al de Pinto.
Botella no. Se dio media vuelta y huyó rápidamente del escenario por detrás del podio, mientras la gente la despedía con un abucheo más tibio. Esa vez megafonía no escupió su nombre.
Ya debería saberlo Botella. La protesta acude en cualquier momento. Ni la fiesta la perdona.
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