La noticia salió en los principales periódicos del mundo, incluidos The New York Times y The Washington Post:
Elena Biurrún, alcaldesa de Torrelodones, independiente, había
renunciado al coche oficial en un gesto que destacaba en una España
llena de malgasto público y políticos corruptos. Pero no era verdad:
Biurrún ha seguido utilizando el coche, que conduce un chófer municipal.
Incluso, aparece en un reciente anuncio de una conocida marca de
refrescos, junto con otros alcaldes, como ejemplos de una buena gestión.
En el spot, la regidora se baja de un coche, mientras una voz de fondo dice: “¿Qué pasó con Elena que aparcó su coche oficial para ahorrar un dinerito al Ayuntamiento?”.
Según muestran unas fotos tomadas el 10 de junio pasado a las que ha
tenido acceso El PAÍS, Biurrún y Santiago Fernández, su esposo y
concejal de Urbanismo, así como el secretario municipal y el chófer del
Consistorio subieron al coche oficial.
Ya es que les da todo igual, cara de cemento. No me extraña, ya saben que los españolitos aguantamos todo con santa resignación...
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