Una ola de xenofobia y racismo recorre Grecia alentada por el Gobierno y
buena parte de las fuerzas políticas. La imagen no es de Auschwitz,
aunque lo parece. Es de la estación de Larisa, en Atenas, una noche
cualquiera, donde decenas de policías esperan la llegada de inmigrantes
para devolverlos a la noche oscura de donde huyen. Lo más infame es que
la llaman operación 'Xenios', el dios griego de la hospitalidad. |
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