Deseo con todas mis fuerzas que la enfermera contagiada haya acudido
rápido al médico, habrá ayudado el miedo que seguro llevaba en el
cuerpo. Deseo que en este momento no haya 50 infectados que en una
semana estén contagiando mientras piensan que tienen gripe. Pero es lo
mas probable.
Primera osadía imperdonable: traer a un enfermo a un
territorio libre de la enfermedad en vez de atenderle in situ. Segunda:
no mantener aislados a los que le atendieron al menos seis semanas.
Ojalá no pase nada, pero si pasa hay responsables con nombres y apellidos.
Hablamos de una enfermedad poco conocida y letal, cuyo único
tratamiento (a parte de los cuidados paliativos) es un suero que está
disponible en cantidades en extremo limitadas, y que se transmite como
la gripe.
La irresponsabilidad de esta casta repugnante ha tocado techo.
Otra muestra de su incompetencia, de su ignorancia y de las razones por las que sus "asesores" son contratados; no se les ocurre otra cosa que cargar sobre el pobre perro de Teresa (la afectada) y su pareja. Entre tanto ignorante no hay nadie que llegue siquiera a saber que las enfermedades son todas específicas de especies o grupos de especies muy concretas, no del conjunto del reino animal. Tan probable es que este animal esté infectado por ébola como que Ana Mato contraiga el moquillo; aunque sea una perra no es del tipo adecuado.
Miembros de asociaciones protectoras de animales impedían esta mañana esta nueva barbaridad sin sentido, y ha sido llevado a la facultad de veterinaria para permanecer en observación. Lo único que necesita, a mi modo de ver, es un baño con productos desinfectantes y permanecer unos dias aislado.
En esta España cada vez más de pandereta, tenemos nuestra salud en manos de una Ministra que habla de protocolos cumplidos cuando no existían tales protocolos. Para hablar de protocolo deben existir unas pautas de acción extremadamente precisas, medios materiales y personal adriestrado que sepa cómo debe proceder. Si tales cosas no estaban dispuestas con antelación, cosa que habla por sí misma de en qué tipo de república bananera vivimos, no se debió jamás repatriar a un infectado, y ya van dos... Perdón, no república sino "monarquía parlamentaria bananera".
Por cierto, el entrenamiento del personal consistió en una charla de menos de una hora, en la que vieron quitarse y ponerse el traje de aislamiento; ni siquiera practicaron unos cuantas veces bajo supervisión.
Como me tengo que ir a currar y no me da tiempo a mencionar todos los despropósitos que estamos conociendo por televisión esta mañana, os dejo con nuestra Ministra de Sanidad, Ana Mato, a la que yo confiaría mi vida sin dudarlo en el caso de que me quisiera suicidar...
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