15 may 2017

Cimientos

Hablamos de feminismo como si fuera algo que ya no tiene sentido, como si los objetivos ya se alcanzaron y sólo la biología distinguiera mujeres de hombres: hace mucho que votamos, la potestad sobre los hijos ya no es sólo del padre, el marido no ha de autorizar para que tengas una cuenta bancaria... Claro, en comparación con esos tiempos parece que lo de ahora son mimiedades. No lo son.

Todavía habita en la mente de muchas personas (no sólo hombres, este es un mal social que no distingue sexos) la idea del varón como algo que da un valor añadido a ese ser humano por el cual merece un especial respeto y tiene especiales derechos, en comparación a la mujer.

Una mujer, a la que su marido trata como si tuviese alguna discapacidad intelectual cuando está a buenas y como si fuese lo más despreciable y asqueroso sobre la tierra cuando está a malas, hablando del esposo de otra:"¿Tan malo es? ¿Acaso te pega o se va de putas? ¿No lleva el sueldo a casa?" . Conclusión; como mujer debes vivir agradecida si tu marido simplemente pasa de tí o procura mantenerte en un estado de humillación pública y privada constante, porque podria pegarte y gastarse el dinero en putas también, y no lo hace.

Nos ganamos nuestros sueldos, pagamos nuestras facturas y nuestras cervezas, tenemos idénticas obligacianes. ¿Igual consideración y derechos? No lo creo. 

Espero que alguna vez se planten bien los cimientos, que se enseñe desde el principio a las personas que primero somos seres humanos, y que a la hora de valorarnos unos a otros no importa con qué sexo nacimos ni nuestra orientación sexual, que eso no tiene mayor importancia que el ser rubio, moreno o pelirrojo.