26 dic 2015

Atado y bien atado.

Bueno, pues ya hubo elecciones. La casta se ve, por primera vez, en necesidad de inventar cosas nuevas porque el modelo de usos y costumbres, que tan bien les funcionó en la dictadura del genocida Francisco Franco y aún mejor tras su muerte, empieza a fallar; los nuevos medios de comunicación que se cuentan por cientos de miles sólo dentro del país se lo ponen muy difícil.

El sistema de control en España se basaba en el miedo y en una conciencia de secta. Digo secta porque no permitía el libre pensamiento y era implacable con los disidentes. Recuerdo que una vez en el colegio, tendría yo 12 años, se me ocurrió disentir con mi maestra. No recuerdo su nombre, pero la puedo describir como si pudiese verla ese día y en ese momento. Era una señora gorda y bajita, vestida al uso de la época con aquellas faldas por la rodilla y aquellas camisas de monja y aquellos zapatos horrorosos con lengüetas... Pelo de peluquería semanal, corto y teñido de rubio, ojos sin expresión. La mujer tenía ya sus años, pero no creo que hubiese sido joven nunca. Esta es una sensación que me han dado muchas personas a lo largo de mi vida, todas ellas amargadas, poco inteligentes y muy contentas de conocerse de cara a la galería. En fin, la maestra nos estaba contando como el hombre está por encima de todas las criaturas de la Creación y yo había visto en la tele (en blanco y negro) un documental sobre delfines, sumado a que tenía perro, lo que me llevó a decir que otras especies también eran inteligentes, y que no comprendía por qué todo era para nuestro uso y disfrute. Lo que siguió os lo podéis imaginar. Ahí aprendí que la verdad no les importaba, que lo que se esperaba de todos es ser ovejas mansas del rebaño.

La enseñanza no ha dejado de ser el blanco de los poderes económicos y por tanto de sus siervos, los dos grandes partidos necesarios para aparentar "democracia" sin perder el control. Atacan aquello que no pueden controlar, quieren destruir una enseñanza donde los profesores entran por oposición según su valía, y lo hacen por dos motivos. El primero es dejar los trabajos de calidad (médicos, ingenieros, arquitectos...) para sus propios cachorros, el segundo obtener ganancias de un servicio que es gratuito y universal en este país. Si la gente no lleva a sus hijos a colegios privados, que sea el estado quien los mantenga; así pagamos esa enseñanza privada con nuestros impuestos y pueden seleccionar a los profesores afines a sus intereses. No quieren hijos de obreros, críticos y librepensadores, enseñando a otros hijos de obreros a ser librepensadores también.

La lucha de clases no les interesa, porque en número los obreros siempre son inmensa mayoría. Esto es una cuestión de pura matemática; para que una persona sola pueda tener una renta de varios millones de euros al año, hace falta que varios miles de personas vivan con lo justo o sin llegar siquiera a eso. Este problema lo han resuelto ya hace años; hagamos que los obreros crean que no lo son, desprestigiemos esa clase social haciendo parecer que obrero significa "cani" o "shoni", incultura y mal gusto como señas de identidad hacen que nadie se sienta ya obrero. 


Hay que hacer que cualquier trabajador se crea clase media, y si posee algo (aunque sea su propia vivienda nada más) ya se siente clase alta. Así cargan de impuestos a los que menos tienen y de privilegios a los que sí son realmente clase alta, y apenas hay quejas.

Y si el lavado de cerebros no funciona bien, queda el recurso de dar más poder en las elecciones a los núcleos de población más pequeños, que desde siempre han sido más conservadores.


Pero el sistema se tambalea cuando Internet pone al alcance de todos, ya vivan en Madrid o Soria, la información. Medios  muy humildes, como este que ahora lees, llevan nuevas ideas e información a donde quiera que haya un móvil o un portátil. Somos ya muchos los que andamos fuera del redil.

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