5 jul 2018

Objetivos

La vida tiene sus fases, y yo estoy en una en que no sé que quiero. En realidad sí sé lo que quiero, pero como no lo puedo tener no cuenta. Dentro de lo posible ¿Qué quiero?
Mi objetivo no fue nunca casarme ni tener hijos, sin embargo me casé y fui madre. A estas alturas de mi vida, en que mi hija ya es mayor y el matrimonio se acabó, tengo más claro que nunca que ese no es mi objetivo. Me gusta tener pareja, me gusta tener alguien a quien querer y hasta cuidar, pero no quiero más lazos que el querernos. Ya he sufrido en carne propia lo que es no quererse y tener mil cadenas, todo en común y por tanto nada tuyo.
Veo a mi alrededor personas que viven con ese objetivo, a pesar de que ese tren partió hace ya mucho para ellos; chicas de más de cuarenta años a quienes dan ganas de preguntar si pretenden ser madres o abuelas, y algún hombre también. Yo me pregunto si saben qué es ser padres, y si después de acostumbrarse toda su vida a la libertad se amoldarían a ese papel, o si con esas edades estás para meses sin dormir y para cambiar pañales.
Sí fue mi objetivo tener dinero, porque también sufrí en carne propia el no tenerlo. Trabajé y estudie durante años, jornada completa en un hiper y oposiciones al llegar a casa... Y no quiero ya hablar de antes, lo que fue sacarse la puñetera carrera. Lo conseguí, no soy rica pero puedo permitirme unas cervezas cuando quiera, mi casa y mi coche, y sobre todo que mi hija no tenga que pasar por lo que yo pasé.
Cuando me divorcié estaba muy sola, víctima de una relación axfisiante. Quise relacionarme y tener amigos, otro objetivo cumplido aunque no termine de sentir que encontré mi sitio.
Hace unos meses estaba tranquila, salia poco, pasaba de liarme con nadie... La paz de los muertos supongo. Mi hija se había ido y simplemente mi mundo se paro. Dejé de comer otra vez y dejé de estudiar. Comer es importante, pero lo que estudiaba también, porque es lo que me permitirá no acabar en Yecla en cuanto haya oposiciones. Pero estaba extrañamente tranquila, todo me daba igual.
Hasta que se desató la tormenta.
Ahora recojo los pedazos. He vuelto al gimnasio, he vuelto a estudiar, he dejado malos hábitos... Y me siento tan vacía que quisiera desaparecer.  El objetivo es ser feliz, pero sé que, haga lo que haga, no voy a serlo porque lo que me falta era lo único que me daba felicidad. Las cosas se sustituyen por otras, pero las personas no. Al menos yo no puedo hacerlo. Quisiera otra oportunidad para, esta vez, hacer las cosas bien. Sé que no la voy a tener.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario