Mientras pienso que pensamientos dejar hoy en esa cosa abstracta y global que es Internet, tan universal que de tanta gente escribiendo se garantiza el anonimato, escucho a Vito cantando a los sueños.
Fui a verle este viernes pasado, y esta no la cantó. No sé si soy muy rara en mis gustos o qué pasa, pero muchas veces me quedo pillada con una canción que se ve que sólo me gusta a mí. Después el grupo en cuestión no la toca en ningún bolo y yo no puedo disfrutar uno de los momentos que me hacen desconectar de mi realidad, que como vuestra realidad, como la realidad de todo el mundo, es soportar lo que no deseamos para tener lo que necesitamos. La vida es puramente pragmática y una continua negociación. Nada es gratis, nada es para siempre y sólo nos mueven dos cosas; el cariño y el deseo. Cuando entra una tercera, el miedo, lo que tenemos ya no es vida.
La palabra "deseo" hará pensar a mucha gente en sexo, pero no hablo de eso. El sexo es la última de mis motivaciones. He aprendido muchas cosas, pero no a aceptar una comunión con otro ser humano que no tenga algo de espiritual. Si todo es físico, si no hay un "alma", no hay nada. No soy creyente, cuando hablo de alma tal vez se pueda reducir a impulsos eléctricos y hormonas, pero eso tan prosaico los seres humanos lo percibimos como sentimientos, y es sentir lo que nos mueve, lo que nos da alegría y dolor; dos caras de la misma moneda, dos caras de estar vivos.
Cuando hablo de deseo hablo de los sueños, de las esperanzas, de todo aquello que necesitamos y de todo aquello que queremos saber cómo es antes de que se acabe nuestro paso por este barrizal.
Seguiré soñando con todo lo que se fue y no volverá, siempre con los pies en la tierra, siempre peleando mi día a día, siempre con puertas y ventanas abiertas a lo que vendrá sin dejar de mirar a lo que ya está aquí.
La vida da muchas vueltas, tal vez quede lo mejor.
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