29 sept 2014

La anorexia de Letizia y un mosquito

No ando muy pendiente de los ires y venires de los reyes, será porque no los considero mis reyes al no tener yo de eso, pero puesto que se sostienen y se dan vida de lujo con los impuestos de todos, y yo parece que nunca gano lo bastante poco como para no pagar y mucho, creo que tengo derecho a opinar. Quien quiera vida privada que se gane la vida.

Me he encontrado con esta foto. Es Letizia con Z, y vive de lujo. Esa no se preocupa por llenarle el tanque al cacharro que la lleva a trabajar, porque ni trabaja ni viaja nunca en viejos cacharros; no le toca nunca limpiar los baños, ni cabe su ropa en un armario, ni está ahora sacando la ropa de invierno porque no repite modelito más de una vez... y cuando lo hace alaban (manda huevos) su austeridad. Dentadura perfecta, cuidada al detalle, tratamientos de belleza... Todos los cuidados del mundo porque se casó con el heredero y ahora es reina.

No hace falta ser muy lista para darse cuenta de que esta tia o padece alguna enfermedad muy grave, tipo SIDA, o anorexia nerviosa. La opción de que no tenga para comer ya mejor ni la consideramos. 

Hace ya fresco y llueve, pero esta madrugada me ha despertado un mosquito. No he conseguido volverme a dormir y a mi mente han venido pensamientos sobre qué es "lo mejor", en el sentido en que te dicen "haz lo mejor para ti". Cualquiera que pudiera elegir entre la vida de Letizia y la mía se quedaría con la de ella, eso seguro... Pero yo no. Su imagen trae a mi mente unos versos de una canción de Transfer: "los que se pasan la vida sin ternura, sin sexo y sin amor". Todo tiene un precio, muchas veces he sido consciente de que por vivir algo que deseaba vivir iba a tener que pagar y me saldría caro; el precio que paga esta señora por sus lujos yo no estaría dispuesta a afrontarlo, entre otras cosas porque no necesito lujos. He conocido mujeres que no buscaban un amor ni un compañero de vida, sino un medio de vida. Valoraban los posibles de sus pretendientes, su posición social, la vida que podría darles. A mi sólo me importaba que fuese buena gente y currante, aunque no me pudiera llevar de crucero.

Prefiero sexo en un coche con alguien que cuando sonría me ilumine el mundo que una velada de lujo en hotel de cinco estrellas. Cuando te sientes vacía, cuando no hay nada que te ilusione de verdad y te ves harta de batallar para evitar que el banco te quite la casa, para conservar tu trabajo, para mil cosas, puedes pensar que tal vez no supiste hacer lo mejor para tí; pero si miras atrás, entre mil cosas que hiciste porque las tenías que hacer encuentras cosas que hiciste porque las deseabas. No sé qué me quedará por vivir, tal vez me debo dar por satisfecha porque he sabido qué es ser feliz, aunque fuese a ratos, No me arrepiento de nada, y si alguna vez el precio resultó ser mucho más alto de lo previsto, qué más da; ya está pagado.

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