20 nov 2014

Filosofando III

Después de horas sin parar de hablar con gente, cojo mi coche camino a casa. Escucho a La Fuga, negociando gasolina para otro amanecer... Y estoy deseando llegar para cogerme una birra fría de la nevera, fumarme tranquilamente un cigarro, prepararme ramen (fideos) y relajarme un rato con el ordenador.

Me estoy volviendo animal de costumbres, tal vez es la única forma de conseguir un objetivo. El orden es necesario para llevar bien el trabajo y para estudiar, sobre todo si no te conformas con sobrevivir y aspiras a un último fin. Uff, que mal suena eso. Parece como si pensara que mi vida acaba aquí... Y tal vez es que los cambios suponen morir de alguna manera, matas una parte de ti para que viva otra. Puede que vayamos matando a la persona que somos para que otra pueda vivir. Muere el niño que fuimos para poner en su lugar a un adolescente, al adolescente para ser adultos... A un adulto para que pueda vivir otro.

Mi último fin es un trabajo estable, fijarlo igual que he fijado el lugar donde duermo y como. Dejar de empezar de nuevo cada septiembre. Antes hasta me gustaba, solía sentir cierta tristeza al dejar un sitio, siempre había personas a las que les había terminado teniendo cariño, pero en mi interior el sentimiento era "Ya conozco esto, no hay más que aprender aquí".

Supongo que me hago vieja y he perdido la curiosidad, las ganas de conocer gente y el espíritu aventurero (que no entiendo bien qué es, pero por lo visto me sobraba). Duermo mucho, aunque no consigo que sea a la hora adecuada, y es que ya no me faltan horas en el día, ahora no hay siempre algo que quiero hacer... Sí, creo que todo ha cambiado.

Lo que nos convierte en adultos no son los años, son las vivencias. Nos pasamos la vida a toda velocidad creyendo que hemos vivido mucho, pero tal vez no hemos vivido aquello que necesitamos para avanzar. En mi caso lo que me hizo cambiar no fue algo bueno, fue uno de esos palos que te da la vida y que te dejan buscando el norte perdida en la oscuridad. Acudes a lo de siempre buscando una salida, y no te vale; te fuerza a cambiar, inconscientemente cambias.

Esto de dormir mucho tiene un efecto secundario, además de la reducción de ojeras, y es que sueñas. Tal vez igual, pero por lo menos yo recuerdo lo que sueño y antes pocas veces lo recordaba. Los sueños son la manera en que nuestro cerebro ordena y estructura las cosas que vivimos, no son algo místico ni predicciones del futuro; es nuestro subconsciente que no sabe mentir. Mis sueños me dicen cosas que en su día no quise ver cuando hablan del pasado, de lo que vendrá guardan silencio. No sé que va a pasar con mi vida exactamente, sólo sé algunas cosas que no pasarán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario