18 nov 2014

Preguntale por el perro

Se acerca la Navidad y los críos empiezan a pedir cosas, y por desgracia piden cachorritos.

El perro lleva tanto tiempo domesticado que se ha adaptado a nosotros, le ha sido fácil porque el lobo (Canis lupus) vive en grupo, con fuertes lazos de unión y afecto. Se adaptan incluso a la privación del derecho a reproducirse, pues en las manadas sólo la pareja dominante lo hace (lo que se llama el macho y hembra alfa). Nuestros perros, sus primos (Canis familiaris) pueden ser felices en una familia humana, y muchos de ellos terminan muriendo de viejos con el cuidado de sus padres y hermanos adoptivos.

Otros tienen la desgracia de caer en malas manos, de ser el capricho de esas personas repulsivas que ponen voz de idiota ante un cachorro y hacen un aspaviento cuando pasa por su lado un individuo adulto que no sea un yorkshire, y a pesar de ello compran uno. Qué bonito, tan torpe, tan cariñoso y tan gracioso ¿No?

Hace ya como tres años murió nuestra mascota, nuestro Miky. Apenas kilo y medio de bola peluda. Era un cobaya, y sabia su nombre y el sonido de la puerta del frigorífico. Sabia que de allí venía la ensalada de bolsa que era su comida favorita, las zanahorias y la escarola rizada. Daba trabajo, tenía siempre la jaula abierta y estos animales no aprenden a hacer sus necesidades en un lugar deteminado, así que de joven había que estar pendiente serrín y fregona en mano. De viejo apenas salia de su jaula. A los siete años cuando murió lo tenía yo en brazos.

Nos dejó muy tristes, tiré la jaula para no verla porque me lo recordaba. Mi hija insistía en que quería un perro, que ya era mayor y podía hacerse cargo de pasearlo. Esperamos un tiempo para asegurarnos que no era un antojo pasajero y luego empecé a buscarlo por Internet. No buscaba recién nacidos, porque yo trabajo y además lejos de casa habitualmente, y un cachorro precisa una atención que no íbamos a poder darle. Y buscando encontré un refugio en Jumilla llamado 4patas, y entre muchas fotos vi la de un perro de color marrón claro, subido a un sofá. Ese iba a ser nuestro perro.

Llegamos al refugio y lo encontramos muy delgado, parecía un galgo. Nos contaron que había llegado hacía dos meses en muy malas condiciones, que ahora había ganado peso... No quiero pensar como estaría antes, puro huesos y piel. Los cuidadores decían que era muy difícil encontrarle un hogar por su tamaño y edad, una año y dos meses. Fue una odisea conseguir que subiera al coche, por eso siempre he pensado que así fue como se deshicieron de él; un paseo en coche de ida y sin vuelta. Al llegar a casa estaba muy asustado, durante casi un año mi perro ha sido la imagen de la tristeza. Los primeros meses sentía terror de AJ, que nunca le pegó; tal vez en su primer hogar el hombre de la familia lo maltrataba.

Mi perro no sabía pasear, te arrastraba, hizo falta paciencia, paseos de 500 metros y veinte minutos, a fuerza de parar cada vez que tiraba, única forma de enseñarle a no tirar. Hoy podría pasearlo un anciano de 80 años o un niño de 5, va a tu lado justamente. Hubiese sido fácil enseñarle de cachorro, pero pesaba casi 50 kilos aún desnutrido como nos llegó.

Ahora es un animal equilibrado y feliz. Espera a mi hija tras la puerta cuando llega del Instituto y a mí cuando llego de trabajar, nunca ha roto nada en la casa y no es animal ladrador que moleste a los vecinos. No me cabe en la cabeza por qué lo abandonaron. La respuesta es que no hay por qué, es que quien cogió el precioso cachorro de mastín, ositos parecen, no quería un animal que de pie me saca dos cabezas y que seguramente no sabían manejar, que no eran capaces de sacar a la calle porque no le enseñaron.

Este es mi perro tres años después de ir a buscarlo a Jumilla. Si algún vecino o familiar o conocido tiene cachorro en enero, por favor preguntadle por él en agosto o septiembre, a ver si conseguimos que a tanto desaprensivo le de un poco de vergüenza.


1 comentario:

  1. Mucho imbecil ignorante con hijos y acceso a animales.....cualquier perro será siempre mejor que cualquiera de ellos.
    ...aparte del asqueroso espiritu navideño consumista de mierda...
    ..lo dicho que se compren un peluche.

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