22 jun 2014

Cuando uno para hablar se bajaba a tomar un café y miraba a los ojos de quien tenía en frente

Ese móvil, el de la foto, me acompañó durante años a todas partes. Con ese cacharro hice mis fotos, escuché música mientras descargaba camiones a toda leche y colocaba los palet como piezas de tetris, tuve discusiones, di las buenas noches a mi hija desde 200 km de distancia... No tenia internet, y por tanto ni whatsap, ni line ni telegram. 
Antes de que todos vivieramos idiotizados con el facebook y las conversaciones por chat, las cosas pasaban realmente, si uno discutia lo hacia frente a frente con la persona, o al menos oyendo su voz. Si alguien te decía te quiero era su voz, no un mensaje en fondo verde. Cuando no veías a una persona no sabias nada de ella, y te guiabas solo por los hechos; era el mundo real.
Mucho lo critico pero yo, como casi todos, he terminado por usarlo más de la cuenta, ultimamente mucho menos (nunca me gustó) pero aún así se muy bien como funcionan todas las cosas que nos enganchan del dichoso movil de última generación. Hace unos días le enseñé a una amiga cómo funciona el whatsap y sus bloqueos y eso sólo ha sido suficiente para que se de cuenta del peazo de cerdo al que, encima, le tenía lástima.
Los sistemas de mensajería parecen la panacea para dar a cada uno la impresión que queremos, pero están plagados de fallos de sistema. Por jemplo, en el Telegram no ves conectado a quien te bloqueo, la última hora de conexión es justo cuando lo hizo; pero si le bloqueas tú inmediatamente ves la última conexión real. Lo que parece que nos va a permitir "hablar mientras no hablamos" nos puede conducir a que nos manden a la mierda de forma fulminante.
Cuando uno para hablar se bajaba a tomar un café y miraba a los ojos de quien tenía en frente, la vida se basaba solo en lo real y en vez de hacer fotos veíamos los conciertos.

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