Nada tengo en contra del deporte, pero cuando los intereses económicos y de otra índole son tan grandes como en el caso del fútbol se hacen en su nombre autenticas canalladas. La palabra "deporte" a todos nos suena muy bien, y en cada rincón del planeta hay alguno que apasiona a un porcentaje importante de la población, y que mueve grandes capitales en base a la importancia que llega a tener en la vida de los aficionados a él.
Podría recordar el trato que se le da a niños desde apenas los 4 años en sitios como China con el único objetivo de obtener medallas olímpicas, o el uso de sustancias altamente peligrosas sólo por obtener resultados más allá de la capacidad humana (y que ha terminado "misteriosamente" con la vida de más de un deportista de élite)... Pero en este caso las víctimas de las que hablo son colaterales, son personas que no van a recibir ovaciones, ni ganar medallas. Hablo del pueblo brasileño y sus sectores más desfavorecidos, que están siendo tratados como una plaga porque su existencia afea su espectacular organización del mundial de fútbol.
"Bienvenidos a la Copa de todo el mundo" Boicoteada la publicidad de Coca-Cola en las calles de Brasil.
Copacabana se llena de balones con cruces en memoria de los niños asesinados en las tomas de favelas por el Mundial.
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