El plan de reestructuración, que se presentará a la vez que los resultados, se perfilará estos días durante los consejos de Iberia e IAG. Previsiblemente, será el sector británico el que marque las pautas del expediente para la empresa presidida por Antonio Vázquez: desde abril, el CEO de British, Willie Walsh, habla de despidos en Iberia. Un expediente que no dejará títere con cabeza: aunque caerán miles de trabajadores entre el personal de tierra (unos 14.000 empleados), el ERE se cebará especialmente con dos colectivos privilegiados, el de los pilotos, asociados en torno al sindicato Sepla, y el de los directivos.
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El segundo es el colectivo de pilotos, unos 1.500, quienes hacen la guerra a la dirección desde hace meses, si bien con intervalos de paz, incluidos algunos litigios judiciales que han terminado en la Audiencia Nacional. Rebotados desde la creación de Iberia Express, la filial low cost (y menos cabreados desde que un laudo arbitral y una sentencia han obligado a Iberia a contratar pilotos con el convenio de la casa matriz, y no con otro peor), los aviadores también están amenazados. “Lo que cobran los directivos es muy inferior a lo que ganan los pilotos”, protestó la compañía en un comunicado hace meses. Los pilotos lo niegan. Según la aerolínea, estos se embolsan 200.000 euros anuales más complementos. El Sepla rebaja la cifra a poco más de 130.000 euros con complementos, que viene a ser un sueldo similar al que ganan sus colegas de British Airways (110.000 libras anuales de media).
La dirección también les acusa de trabajar pocas horas y de reposar mucho. “El descanso de doce horas es un invento del Sepla”, afirmó la compañía en marzo, en una nota de prensa desafiante.
Leído en: vozpopuli.com
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